domingo, 24 de octubre de 2010

Efectos adversos de las grasas saturadas y “trans” sobre la salud cerebral

Cuanto menos expuestos estén los tejidos cerebrales a la acción de agentes y sustancias potencialmente dañinas a lo largo de la vida, mejor será el funcionamiento del cerebro a futuro. Las grasas saturadas y las grasas “trans”, que se encuentran principalmente en los aceites parcialmente hidrogenados, en las margarinas sólidas (no en las líquidas) y en la manteca, deben evitarse ya que como componentes estructurales de las membranas celulares aumentan su rigidez, además de ejercer un efecto negativo sobre el perfil de lípidos en la sangre (aumento de LDL y disminución de HDL), induciendo ateroesclerosis (endurecimiento de las arterias). Las grasas saturadas además, retardan el vaciado gástrico hacia el intestino, enlenteciendo la digestión y favoreciendo la irrigación abdominal a expensas de la cerebral, impidiendo por tanto el funcionamiento óptimo del cerebro.

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición.

Nutrición en el Embarazo y en la Infancia: clave para un cerebro saludable.

El coeficiente intelectual está determinado, en gran medida, por la nutrición de las mujeres embarazadas y de los niños durante los primeros cinco años de vida, ya que en este período se generan las neuronas que se tendrán el resto de la vida; de ahí la importancia de suministrarle al cerebro la materia prima que necesita para crecer, repararse y protegerse contra los agentes que pueden impedir o interferir con su funcionamiento óptimo. Una dieta balanceada en el embarazo y la infancia garantizará, no solo una buena capacidad de aprendizaje a futuro, sino también el disfrute de un cerebro más saludable, activo y versátil.

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición

lunes, 11 de octubre de 2010

Consumo de café, vino y enfermedad de Alzheimer:


El café (incluso el descafeinado) contiene varios compuestos antioxidantes que pueden ayudar a mantener la agudeza mental y prevenir el deterioro del cerebro producto del envejecimiento; las personas que beben un par de tazas de café con cafeína diariamente, tienen menor incidencia de enfermedad de Alzheimer. La misma protección atribuible al café puede obtenerse como resultado de ingerir te verde en nuestra dieta: tomar una sola tasa de té verde por día disminuye el riesgo de deterioro de las facultades mentales en un 38%.y que el tomar una segunda tasa al día, lo disminuye en un 54%.

Por otra parte, diversos estudios han demostrado que los hombres y mujeres que beben una cantidad de vino entre ligera y moderada – no mas de una o dos copas al día-, muy particularmente vino tinto, tienen una menor incidencia de enfermedad de Alzheimer y menor deterioro de la memoria que las personas que no lo ingieren, probablemente debido a una sustancia natural contenida en el vino resveratrol, que es un antioxidante muy poderoso presente principalmente en la piel de las uvas tintas. Los vinos blancos contienen mucho menos resveratrol que los tintos.

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición.

Carbohidratos complejos y función cerebral

El mejor combustible para el cerebro y el sistema nervioso son los hidratos de carbono de liberación lenta, que el cuerpo transforma en glucosa, liberando energía de forma progresiva y constante y evitando la formación de sustancias tóxicas. Los carbohidratos complejos son: las legumbres o leguminosas (alfalfa, arvejas, frijoles, lentejas, garbanzos, habas, soya, maní, etc), las verduras ricas en almidón (batata, papa, maíz, etc) y cereales integrales (arroz, avena, cebada, etc).

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición.

Nutrientes y función cerebral: vitaminas y minerales

Las vitaminas y minerales intervienen en la transformación de la glucosa en energía, de los aminoácidos en neurotransmisores y de las grasas esenciales en otras más complejas: fosfolípidos, prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos que son sustancias de señalización celular. 

El magnesio es un agente fundamental en más de 300 reacciones químicas, algunas de las cuales están directamente relacionadas con la producción de energía, la transmisión nerviosa y la comunicación entre las células. Ayuda a proteger las células cerebrales frente a la estimulación excesiva (que puede ser mortal para la célula), mediante el bloqueo de la entrada, al interior de las mismas, de una cantidad excesiva de calcio; es por tanto la mejor arma natural contra la estimulación excesiva de las células cerebrales.

Aunque el magnesio no se encuentra fácilmente en los alimentos, las verduras de hoja oscura, los aguacates, los productos lácteos y las aguas minerales de origen natural contienen dosis moderadas de magnesio. Los frutos secos y las semillas también contienen una cantidad notable de magnesio y son una sabrosa y fácil manera de agregar magnesio, así como aceites y grasas saludables a nuestra dieta diaria.


Los aceites que contiene el aguacate (en su mayoría grasas monosaturadas), contribuyen a mantener la flexibilidad de las membranas de las células cerebrales (y de todas las células del cuerpo) con la finalidad de que funcionen perfectamente. Contiene además más proteínas que la leche de vaca; igualmente son ricos en nutrientes importantes, como las vitaminas A, C, E y K, las vitaminas del grupo B y el ácido fólico; son ricos además en magnesio y potasio, dos minerales de gran importancia para el funcionamiento óptimo del cerebro. Los huevos también son una fuente excelente de proteínas y vitaminas importantes (tales como A, E, B12, B6 y ácido fólico).

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición.

Nutrientes y función cerebral: ácidos grasos esenciales y enfermedad de Alzheimer

Los ácidos grasos esenciales: ácido linoleico (omega 6 poliinsaturado) y alfa linolenico (omega 3 poliinsaturado) una vez en el cuerpo, se pueden convertir en otros ácidos grasos poliinsaturados como el ácido araquidónico (AA), el ácido eicosapentanoico (AEP) y el ácido decosahexanoico (DHA), los precursores de los eucosanoides, grupo de compuestos poderosos que afectan varios procesos biológicos, incluyendo la agregación y coagulación de plaquetas en la sangre y la contracción de los vasos sanguíneos (hemostasia). Los eucosanoides controlan las reacciones inflamatorias y su liberación es una respuesta normal a las lesiones para ayudar a reparar el tejido dañado.

El ácido graso que mayoritariamente se incorpora a los fosfolípidos de las membranas celulares es el
ácido araquidónico (AA) por lo tanto, el precursor más importante de los eicosanoides tanto cualitativa como cuantitativamente. El AEP compite con el ácido araquidónico por las enzimas implicadas en su metabolismo y dependiendo de su disponibilidad (la cual está determinada por el perfil de ácidos grasos ingeridos en la dieta), se sintetizarán eucosanoides de una u otra serie que se diferencian en la velocidad de síntesis y en la intensidad de sus efectos: los eucosanoides que se derivan del ácido eicosapentanoico (AEP) no tienden a promover la inflamación: las dietas ricas en ácidos grasos omega 3 producen eucosanoides más beneficiosos, menos inflamación y reducen el riesgo de enfermedades crónicas, comparado con las dietas ricas en ácidos grasos omega 6.

El ácido
alfa linolénico (AAL) (omega 3) se incorpora a los fosfolípidos de las membranas de las células, en donde interfiere con la conversión del ácido linoleico a ácido araquidónico y en consecuencia, bloquea la conversión de ácido araquidónico a eicosanoides proinflamatorios; bloquea además la formación de citoquinas, proteínas liberadas por las células inmunes como respuesta a lesiones, infecciones o exposición a substancias extrañas. Estos nutrientes por tanto, contribuyen a construir y reconstruir el cerebro y el sistema nervioso, permitiendo su funcionamiento óptimo.

Ciertos ingredientes activos de especias como la cúrcuma y el jengibre eliminan la inflamación, factor determinante en el proceso de envejecimiento cerebral y en otras dolencias, como la enfermedad de Alzheimer. La canela no solo reduce la inflamación y tiene poder antioxidante, sino que también ayuda a controlar el azúcar en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina, siendo todos estos efectos beneficiosos para la salud cerebral. 

Si se le quita el agua, el cerebro está formado en un 60 % de grasas, algunas de las cuales, como los ácidos omega-3 y omega-6 son esenciales tanto para prevenir tanto la enfermedad de Alzheimer como la depresión, y sacar el máximo provecho a la inteligencia. Las semillas de linaza son ricas en ácido alfa-linolénico el cual nuestro cupero es capaz de transformar en grasas esenciales para el cerebro como son el ácido decosahexanoico (ADH) y el ácido eicosapentanoico (AEP). El resto de la semilla está compuesto, básicamente, por fibras y proteínas junto con una cantidad reseñable de vitamina E y caroteno. Las semillas de girasol casi son aceite en un 50%; contienen potasio, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B que ayudan a generar energía para el cerebro y frena la producción de homocisteína, que entraña un riesgo para la memoria. Las semillas de ajonjolí (sésamo) que gramo por gramo contienen más proteínas que los huevos, son una magnifica fuente de minerales, vitamina B; entre todas las plantas con cáscara del reino vegetal, es una de las mejores fuentes de calcio. Las semillas de calabaza son otra excelente fuente de proteínas, vitaminas y grasas saludables, constituyendo otra fuente importante de ácidos grasos omega 3, vitamina A y calcio.

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición.

Nutrientes y función cerebral: las moléculas de la memoria y enfermedad de Alzheimer:

La memoria es una función neuronal que controla la información que se almacena. Los esfingoglucolípidos (cerebrósidos y gangliósidos) son lípidos complejos, componentes estructurales de la membrana celular, especialmente de las neuronas. Su función es de relación celular, actuando como receptores de moléculas externas que darán lugar a respuestas celulares; son las moléculas de la memoria. La esfingomielina es otro lípido complejo, componente estructural de la vaina de mielina que recubre los nervios, la cual protege y aísla el axón, favoreciendo que el impulso nervioso llegue sin problemas al cerebro.
La
colina es un nutriente esencial que no puede ser sintetizado por el cuerpo humano en las cantidades necesarias. Tiene un papel fundamental en el mantenimiento de la salud cerebral, ya que es un componente estructural de la esfingomielina, necesaria para la transmisión del impulso nervioso y del neurotransmisor acetilcolina, presente en neuronas sensoriales y del sistema nervioso autónomo, que además participa en la programación del sueño REM. La acetilcolina es también responsable de la transmisión de mensajes en los centros cerebrales encargados de la memoria, por lo que existe relación entre acetilcolina y enfermedad de Alzheimer en la cual hay una pérdida de aproximadamente el 90% de este neurotransmisor en el cerebro de las personas que la padecen.

La
colina esta presente en las membranas celulares en forma de fosfatidil colina (lecitina), uno de los principales constituyentes de las bicapas lipídicas de las membranas celulares. La colina y el folato trabajan conjuntamente en la disminución de los niveles de homocisteína en plasma y su deficiencia por tanto pone al cerebro en riesgo de pérdida de memoria. Es un nutriente esencial para el desarrollo del cerebro humano y el funcionamiento normal de la memoria; se encuentra fácilmente en la soya y en la lecitina de soya, hígado, carne, leche y maní. La yema del huevo también es rica en colina; hierbas como la salvia, aumenta los niveles de acetilcolina; el romero tiene una sustancia que no solo ayuda a mejorar la memoria, sino que fomenta el crecimiento y reparación de la red de interconexiones entre las células cerebrales.

Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición.